Biografía

«No seas una oveja, pero si insistes absolutamente, sé una negra»
JJ Walker

JJ Walker, artista, diseñador gráfico y de productos inglés, tiene una pasión por el arte que nunca le ha abandonado. Cuando tenía 11 años, hojeaba los estantes de carteles de Athena en sus tiendas de discos favoritas en busca de los últimos paisajes visionarios de Rodney Mathews o copiaba meticulosamente (al óleo) las imágenes de aerógrafo salvajemente eróticas y perfectamente ejecutadas del artista japonés Hajime Sorayama (1947 – ). Aunque la obra de Walker ha tomado un camino muy diferente al de sus primeras influencias, todavía hay algo de esa fascinación adolescente por la potente mezcla de artista como artesano y generador de ideas visuales previamente no realizadas que recorre su obra actual.

Para Walker, la estrecha unión entre una estética bien concebida y elaborada y su deseo de compartir una idea social, política, de consumo o cultural con el público es importante para crear lo que él denomina «el florecimiento perfecto» del arte. Un acontecimiento visceral/mental en el que el espectador experimenta efectivamente toda la gama de estímulos, estéticos, emocionales e intelectuales, lo que equivale a enamorarse de la idea y su presentación.

A sus 50 años, y trabajando con más vigor que nunca en múltiples medios, explora diversas vías relacionadas con la condición humana y cuestiona constantemente cómo se define y evalúa el arte contemporáneo en nuestra era saturada de medios e información. Examina y utiliza formas de arte clásicas, empleando lo que (a veces) podría denominarse estética «convencional», pero con un giro añadido. La forma humana suele estar presente, pero siempre adaptada, mutada (a veces mutilada) y explorada de forma lúdica para contar una historia particular sobre la naturaleza oscura, contradictoria, humorística y a menudo extraña de las personas, ya sea a nivel individual o de mentalidad de rebaño. El doble sentido y los engaños miméticos también están dispersos en su enfoque. Nace de su trabajo de fondo en publicidad y diseño gráfico, que a menudo recurre a la yuxtaposición y a las combinaciones inesperadas de ideas, objetos y elementos para sacudir el mundo del consumidor saturado y cansado hacia un nuevo espacio acogedor, fresco y atractivo.

Walker es un artista que no teme ampliar los límites de la proporción y el equilibrio. Muy comprometido con el tema de la estética, afirma que, si bien «la naturaleza ofrece una plantilla estética común y universalmente entendida, que la mayoría de los artistas utilizan en una u otra medida», la estética forzada, nutrida, aprendida y fabricada con la que el mercantilismo reviste a la sociedad (lo que él denomina el síndrome del traje nuevo del rey -más fácilmente identificable y prevalente en el mundo de la moda-) es también un área rica en intriga y exploración. La noción del movimiento de los objetos kitsch (por ejemplo) -despreciados y menospreciados en un nivel que puede ser de alguna manera desplazado al otro extremo del espectro de valor y ser alabado como objetos de arte dignos, que merecen nuestra atención es un área en la que le encanta sumergirse.

Citando a este respecto la obra del gran ingenio, dramaturgo y novelista gótico victoriano, Oscar Wilde. La filosofía del vestido (Ocsar Wilde 1854-1900). Apareció por primera vez en el New-York Tribune en 1885.

«La moda es efímera. El arte es eterno. De hecho, ¿qué es realmente una moda? Una moda no es más que una forma de fealdad tan absolutamente insoportable que tenemos que alterarla cada seis meses».